El dinero no da la felicidad pero ayuda. Si el objetivo fuera una vida saludable, la máxima sería la misma. Lo dice la OMS en un informe, en el que insta a superar las diferencias sanitarias entre pobres y ricos, ciudadanos y países en el lapso de una generación.
La desigualdad sanitaria puede convertirse en una cuestión de vida o muerte. Las cifras en ningún caso pueden explicarse desde el punto de vista de la biología para demostrarlo: En Japón o Suecia la esperanza de vida supera los 80 años, en África menos de 50. Estos determinantes sociales de la salud, han sido estudiados durante tres años por una Comisión de la Organización Mundial de la Salud, desde donde se ha realizado un llamamiento para subsanar las desigualdades sanitarias en el lapso de una generación.
Estas diferencias, no por conocidas menos sorprendentes, se dan también en el seno de una misma nación. Según el informe de la OMS, dentro de un mismo país las diferencias con relación a la esperanza de vida son espectaculares y reflejan la situación mundial. Aunque en algunos países las diferencias sean más pronunciadas, se trata de un fenómeno universal: la desigualdad y la injusticia.
Como viene a señalar la Comisión, la riqueza se puede usar de forma inteligente. Así, los países nórdicos han aplicado políticas que alientan la igualdad de beneficios y servicios, el pleno empleo, la equidad de género y unos bajos niveles de exclusión social. Se trata, de un ejemplo notable de lo que hay que hacer en todos lados, así como de los elementos de salud/enfermedad en las sociedades “avanzadas”.
La desigualdad sanitaria puede convertirse en una cuestión de vida o muerte. Las cifras en ningún caso pueden explicarse desde el punto de vista de la biología para demostrarlo: En Japón o Suecia la esperanza de vida supera los 80 años, en África menos de 50. Estos determinantes sociales de la salud, han sido estudiados durante tres años por una Comisión de la Organización Mundial de la Salud, desde donde se ha realizado un llamamiento para subsanar las desigualdades sanitarias en el lapso de una generación.
Estas diferencias, no por conocidas menos sorprendentes, se dan también en el seno de una misma nación. Según el informe de la OMS, dentro de un mismo país las diferencias con relación a la esperanza de vida son espectaculares y reflejan la situación mundial. Aunque en algunos países las diferencias sean más pronunciadas, se trata de un fenómeno universal: la desigualdad y la injusticia.
Como viene a señalar la Comisión, la riqueza se puede usar de forma inteligente. Así, los países nórdicos han aplicado políticas que alientan la igualdad de beneficios y servicios, el pleno empleo, la equidad de género y unos bajos niveles de exclusión social. Se trata, de un ejemplo notable de lo que hay que hacer en todos lados, así como de los elementos de salud/enfermedad en las sociedades “avanzadas”.
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