
La Jornada Mundial de la Juventud convocada por el Papa en Sidney ha sido un éxito rotundo. Muchos miles de jóvenes procedentes del mundo entero han afrontado el largo viaje con la confianza de ser testigos de un mensaje de amor y de esperanza. Millones de personas han seguido los actos por televisión, alcanzando el récord de audiencia en múltiples países; y otro muchos se han concentrado en distintos sitios, como ha sido el encuentro del Rocío (Huelva), todo una gozada y un compartir intenso. A día de hoy, el Papa Ratzinger conduce a la Iglesia con mano segura para afrontar los retos del siglo XXI buscando el protagonismo activo de los creyentes en el espacio público, con una confianza audaz en el Evangelio.
En una sociedad dominada por el culto al dinero y el triunfo social, Benedicto XVI ha hecho llegar a la juventud una reivindicación de los valores morales: “La vida es mucho más que el éxito”. El Papa habla de una fe madura vinculada con el estudio, el deporte, el trabajo, la música o el arte, invita a la oración y a los sacramentos y se refiere a un amor «que une y perdura». Es el discurso que necesitan escuchar millones de jóvenes, entusiastas y dispuestos a vivir en plenitud. En 2011 Madrid será la sede de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que hasta ahora sólo se había celebrado una vez en España, en 1989, con la presencia de Juan Pablo II en Santiago de Compostela. Es un gran respaldo para la Iglesia española, que sin duda sabrá afrontar la responsabilidad que supone la organización de un evento tan complejo. Sidney, en el lejano continente australiano, deja el listón muy alto. Los obispos y los fieles han de ponerse a trabajar cuanto antes para lograr que 2011 sea una fecha inolvidable para los cristianos del mundo entero. El éxito de Sidney, y su continuación dentro de tres años en Madrid, son fiel reflejo de que el mensaje de Cristo no conoce fronteras ni círculos cerrados. Y nosotros caminemos para que todo esto sea una realidad.