
Es fantástico que poco a poco vayamos prosperando no sólo en avances científicos, sino también en ofertar posibilidades a los más necesitados de nuestra sociedad. Cada vez hay más taxis, por ejemplo, en los que la persona no se tiene que bajar de la silla de ruedas para entrar en ellos. Aún no son los suficientes. Hacen falta más. Tal vez debiera ser ahí donde tiene que estar el mayor avance, en posibilitar y facilitar la vida, el día a día a los que más lo necesitan. Al fin y al cabo el mundo de los discapacitados es nuestro mundo y su sociedad la nuestra. Todos juntos vivimos, convivimos y compartimos.
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