
La discapacidad no tiene que ser un obstáculo para la maternidad. Cada vez existe más experiencia de que en distintas enfermedades discapacitantes el embarazo y el parto pueden discurrir con normalidad. No obstante, la decisión se debe sopesar e individualizar en cada caso.
En las lesionadas medulares la discapacidad tampoco tiene por qué ser un obstáculo para la maternidad. Pueden concebir naturalmente y, si presentan esterilidad, independiente de la paresia, someterse a un tratamiento de reproducción asistida; la tasa de abortos no es mayor que la de la población general .En el momento del parto pueden tener dificultades para percatarse de un parto prematuro o del inicio de las contracciones de un parto a término. Por ello, el parto debe ser programado y, durante éste, el anestesista no puede olvidar totalmente las molestias de la paciente y debe aplicarle anestesia intradural y no epidural.La atención a la discapacitada embarazada debería recaer en un ginecólogo sensibilizado con esta situación y que se haya formado en ella, según el protocolo de embarazo de alto riesgo y en contacto con el especialista que la atiende habitualmente. El embarazo en una lesionada medular no se desaconseja nunca, a no ser que tenga dificultades para la vida autónoma. La actitud del médico ante las pacientes discapacitadas que le exponen su deseo genésico es vital para que éstas se sientan apoyadas.
En las lesionadas medulares la discapacidad tampoco tiene por qué ser un obstáculo para la maternidad. Pueden concebir naturalmente y, si presentan esterilidad, independiente de la paresia, someterse a un tratamiento de reproducción asistida; la tasa de abortos no es mayor que la de la población general .En el momento del parto pueden tener dificultades para percatarse de un parto prematuro o del inicio de las contracciones de un parto a término. Por ello, el parto debe ser programado y, durante éste, el anestesista no puede olvidar totalmente las molestias de la paciente y debe aplicarle anestesia intradural y no epidural.La atención a la discapacitada embarazada debería recaer en un ginecólogo sensibilizado con esta situación y que se haya formado en ella, según el protocolo de embarazo de alto riesgo y en contacto con el especialista que la atiende habitualmente. El embarazo en una lesionada medular no se desaconseja nunca, a no ser que tenga dificultades para la vida autónoma. La actitud del médico ante las pacientes discapacitadas que le exponen su deseo genésico es vital para que éstas se sientan apoyadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario