
En plena celebración del "Año Paulino", el DOMUND recoge con entusiasmo la vocación misionera de Pablo, el apóstol de las gentes.En Pablo, como en otros grandes santos de la historia, el descubrimiento de Cristo y de su Luz significó un cambio radical en su vida; en su caso, de una lucha inmisericorde contra los cristianos a una entrega total y generosa por Cristo y su Evangelio. Giros incomprensibles e inexplicables si no se miran con los ojos de la fe. Éste es precisamente el principal instrumento de la entrega misionera, una fe entrañable, que empapa los rincones más profundos de la persona que la recibe. ¿Cómo no vamos a sentirnos aliados de quienes viven así, dignificando y dando sentido con el Evangelio la vida de tantos y de la propia Iglesia?Pablo no era un indiferente ni un pasota, era un hombre apasionado. Un buen ejemplo para que no nos dejemos enmarañar por la tela de la indiferencia de un mundo secularizado y tantas veces egoísta; para despertar de nuestra posible comodidad e indiferencia, anunciando con nuestros gestos que otra forma de vivir es posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario